Pensar Ramon Guillen-Balmes es pensar en su gesto: una mirada de apariencia retirada y fingidamente displicente pero, en esencia, chispeante y apacible, siempre acompañada de una traviesa sonrisa socarrona que emerge antes de asentir con el jefe y decir que sí. En este reconocido asentimiento, repetido una y otra vez, se esconde la generosa manifestación de su afecto y la expresión de un vínculo categórico con la vida.

Para la Escuela Massana, esta exposición es un verdadero regalo, más allá de recuperar un legado excepcional, acoger su memoria y disfrutar de nuevo de su necesaria presencia.